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En la actualidad y gracias a los avances tecnológicos, los smartphonne, asistentes como Siri para personas invidentes por ejemplo, ayudan a que tener una discapacidad no sea en absoluto sinónimo de limitación. Hoy más que nunca hay un millón de herramientas y oportunidades para poder disfrutar de una vida plena y en algunos casos con completa autonomía personal.
Algunas personas, bien por enfermedad, accidente o de nacimiento, tienen una discapacidad, pero lejos de rendirse o dejarse vencer, se convierten cada día en superhéroes anónimos, que lidian con las dificultades cotidianas y que son perfectamente capaces de trabajar, disfrutar de la vida en familia y con amigos, de sus hobbies y viajes, demostrando que las limitaciones solo están en la mente y los ojos de quién observa… en definitiva, tener una discapacidad, según el grado, no impide poder disfrutar de una vida activa de forma plena, siempre que se acompañen sus rutinas de buenos cuidados, de seguridad y de hábitos saludables, siempre adaptados a cada caso.
Estos son algunos de los consejos que os planteamos:

  1. Salud y equilibrio nutricional – Esta es una máxima necesaria para todos, pero si además eres una persona con necesidades especiales o movilidad reducida, es necesario prestar especial atención a este capítulo para mejorar la salud, prevenir enfermedades o evitar problemas adicionales. Es importante mantener unos hábitos alimenticios y un peso equilibrado acorde a la altura, complexión, edad.
  2. Vida activa o ejercicio físico. Hacer deporte o ejercicio en general, es esencial en la medida de las posibilidades de cada persona, ya que la falta de éste puede generar problemas añadidos como la obesidad, osteoporosis o el debilitamiento muscular, entre otras. Por eso, es muy importante que las personas con discapacidad hagan un esfuerzo mayor en este tema para incrementar su movilidad y si hubiese alguna incapacidad motora, recurrir a terapia o rehabilitación.
  3. Cuidados médicos. En el caso de tener una gran discapacidad, debido a la limitada movilidad, se necesita de asistencia específica para evitar algunas complicaciones. El grado de asistencia dependerá de la capacidad de movilidad de cada persona. Algunos de los cuidados más frecuentes son:

Cuidados cutáneos. Es muy importante que se inspeccione de forma rutinaria la piel para evitar someter a presión zonas del cuerpo. Una ducha o baño diarios con jabón neutro para enjuagar bien la piel manteniendo seca las zonas de pliegues cutáneos.

En caso de estar en una silla de ruedas son necesarios movimientos frecuentes para evitar la presión continuada sobre el sacro y las nalgas y a la hora de dormir adoptar una posición de decúbito supino para liberar por unas horas la presión sobre la espalda.

4. Cuidados digestivos. Es necesario seguir como decíamos una dieta equilibrada que aporte los nutrientes indispensables y facilite el tránsito intestinal.

En resumen, llevar una vida sana es sumamente importante para todas las personas. No esperes más y ¡comienza a cuidarte!

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