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El sol aporta muchos beneficios a nuestro organismo, uno de ellos es la vitamina D. Pero, también, si no se toman las medidas necesarias puede resultar muy perjudicial para nuestra piel provocando envejecimiento, manchas e incluso cáncer de piel.

¿Cómo cuidar la piel de los efectos del sol?

La medida básica que deberíamos tener en cuenta durante todo el año, no solo en verano, es utilizar factor de protección. Muchas cremas hidratantes ya cuentan con factor de protección, pero, aunque está bien para el invierno, en verano se necesita una mayor protección. Los expertos recomiendan un factor solar de 30 como mínimo.
Además, es conveniente utilizar gafas de sol, gorros y si estás expuesto al sol, renovar la protección cada dos horas.
Mantener el cuerpo hidratado es una medida básica y necesaria a tener en cuenta durante el verano. Hidratarse tanto por fuera como por dentro ayudará a proteger tu piel. Una buena ducha después de un día de piscina o de playa, produce un efecto calmante en la piel. Acto seguido, deberás hidratar bien la piel utilizando aftersun o crema hidratante. Hidratar la piel al máximo después de un día de sol es un consejo básico para cuidar la piel.
Por otro lado, también debemos prestar atención a los medicamentos que utilicemos, ya que estos pueden hacernos fotosensibles y provocar reacciones cutáneas, inflación en la piel y hasta alergias con el paso del tiempo.
Por último, existen alimentos que ayudan a la protección de la piel, ya sea para prevenir el envejecimiento cutáneo, neutralizar los radicales libres o porque sean ricos en vitaminas B, C y E. Estos alimentos son por ejemplo los tomates, zanahorias o las naranjas que son ricas en betacarotenos; o los frutos secos y los cereales, ricos en vitamina B.
Si en algún momento observas algo extraño en tu piel, lo recomendable es que acudas al médico.

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