La importancia de una buena hidratación
El cuerpo humano está compuesto en su mayor parte por agua, de ahí, que sea sumamente importante aportar al organismo la cantidad adecuada de líquidos.
Mantener el cuerpo con una correcta hidratación permite que se puedan realizar correctamente las reacciones químicas necesarias para que nuestro organismo funcione.
Algunos de los beneficios son:
– En el cerebro. Facilita la oxigenación de las células y hace mantener al cerebro en alerta.
– En las células. Son capaces de producir la energía necesaria para el funcionamiento del cuerpo, además facilita la eliminación de residuos y permite una función química celular adecuada.
– En el corazón. Ayuda a mantener una correcta tensión arterial para que se mantenga dentro de los límites saludables.
– En los músculos y articulaciones. Ayuda a proteger las articulaciones y al funcionamiento de los músculos, ya que estos están formados entre un 70 y 75% de agua.
– En la piel. Ayuda a humedecer los tejidos y a mantener la elasticidad de la piel.
Cómo se pierde agua
El cuerpo pierde agua constantemente al realizar funciones básicas como respirar o sudar.
Si el cuerpo sufre una deshidratación, el rendimiento bajará, además dependiendo de la gravedad de la deshidratación se perderán habilidades cognitivas como la atención, la memoria a corto plazo o la visión. En casos de extrema gravedad, se puede llegar incluso a la muerte.
Recomendaciones
Para mantener una correcta hidratación lo ideal es beber 2 litros de agua al día. Siempre que se realice ejercicio se deberá aumentar esta cantidad, ya que durante la práctica de deporte el cuerpo pierde gran cantidad de agua que tiene que ser recuperada durante y después del ejercicio físico.
Hay que tener en cuenta que es tan malo para el organismo beber poca agua como demasiada. Cuando se bebe más agua de la necesaria se produce una hiponatremia, que es una disolución de sales corporales que perjudica el correcto funcionamiento del organismo. Los síntomas de la hiponatremia son confusión, desorientación, dolor de cabeza, vómitos, descoordinación y calambres. En casos de gravedad, como ocurre en la deshidratación, puede llegar a producir un fallo cardíaco e incluso la muerte. Lo recomendable, como siempre, es acudir periódicamente a tu médico de cabecera o a un especialista para estar controlado en todo momento.