¿A quién de nosotros no le gustaría tener una memoria prodigiosa que le permitiese recordar fácilmente las cosas? El principal secreto está en ejercitarla para lograr extraer su máximo provecho, puesto que no usamos, ni de lejos, el 100% de su capacidad.
Se estima que la capacidad de almacenamiento de nuestro cerebro puede estar entre 1 y 1000 terabytes. A pesar de que puede parecernos que con esa gran capacidad todo queda fácilmente archivado, lo cierto es que tendemos a olvidar muchos recuerdos e informaciones. Fundamentalmente, el problema no es la pérdida de la información almacenada, sino la incapacidad de poder acceder a ella.La memoria está depositada en múltiples neuronas distribuidas por todo el cerebro, que establecen conexiones, o sinapsis, con otras neuronas, formando de este modo, circuitos nerviosos que albergan los recuerdos. Cuando aprendemos algo nuevo o vivimos una experiencia memorable, en las neuronas del cerebro se crean las  espinas dendríticas, que sirven para constituir conexiones entre neuronas.  El aprendizaje estimula las neuronas, refuerza sus conexiones y la actividad cerebral. Así, memoria y aprendizaje están unidos. Una memoria activa y ejercitada es menos susceptible de borrar información y tiene una mayor capacidad de recuerdo. Existen varios métodos mnemotécnicos que nos ayudan a recordar mejor los datos. Además, aquí os presentamos 10 trucos:

1. Meditar. Estudios realizados en la Universidad de California (EE.UU.) revelan que la meditación mejora la memoria operativa, la comprensión lectora y reduce las divagaciones.
2. Cerrar los ojos al intentar recordar. Según una investigación realizada en la Universidad de Surrey (Reino Unido), mantener los ojos cerrados mientras buscamos un recuerdo permite recordar con un 23% más de precisión los detalles, que si tenemos abiertos los ojos.
3. Abrir y cerrar los puños. En la Universidad de Montaclair (EE.UU.) descubrieron que apretar el puño derecho durante unos 90 segundos nos ayuda a recuperar datos almacenados en nuestra memoria. Abrir y cerrar el puño izquierdo mientras intentamos almacenar datos nos ayuda a concentrarnos y a reforzar el recuerdo en nuestra memoria.
4. Juegos Brain Training. Dedicarles 15 minutos al día ayuda a mejorar el rendimiento de la memoria de trabajo, las funciones ejecutivas y la velocidad de procesamiento.
5. Café y chocolate. Según la Universidad Johns Hopkins de Baltimore (EE.UU.), tomar café justo después de terminar una tarea importante, reduce el olvido. El cacao contiene flavonoles que estimulan el riego sanguíneo del cerebro, benefician la neurogénesis y promueven cambios en las áreas relacionadas con el aprendizaje y el funcionamiento cognitivo.
6. Escuchar música y leer. La música, sobre todo la clásica, estimula las células del cerebro, fortalece el desarrollo auditivo y visual y ayuda a concentrarse mejor. Por su parte, la lectura pone en marcha varios procesos mentales a la vez: razonamiento, percepción y memoria.
7. Ejercicio físico. Durante su práctica se liberan moléculas y sustancias (como dopamina y norepinefrina) que ayudan a la creación de neuronas y a incrementar la transmisión neuronal, entre otras actividades.
8. Buen sueño. Dormir bien y las horas necesarias, por la noche, mejora la memoria a largo plazo. Pero además, es recomendable echarse diariamente una siesta de 20 minutos, puesto que se ha demostrado que nos ayuda a almacenar mejor lo aprendido durante las horas previas.
9. Nuestro mejor momento del día. Es importante identificar cuáles son nuestras horas de mayor actividad cerebral, aquellas en las que nos encontramos más activos, despiertos y tenemos una mayor capacidad de atención y usarlas para aprender.
10. Vida social. Un estudio publicado en la Journal of Aging Research mostraba que las personas con una mayor red social y un contacto más estrecho con sus familiares y amigos, obtuvieron mejores resultados en las pruebas de memoria a las que fueron sometidos durante 15 años.