Área privada

Cuando nos enfrentamos a una discusión o a un momento de gran estrés, lo más habitual es que una de nuestras primeras reacciones sea enfadarnos, dejando que nuestras emociones tomen el control de nuestro cuerpo y de nuestros actos. Además, el orgullo puede jugar en nuestra contra, impidiendo que podamos pensar con claridad o incluso impulsarnos a decir algo de lo que podríamos arrepentirnos más adelante.
Sin embargo, cuando todo parece ir mal, podemos entrenar nuestra capacidad de autocontrol y solucionar o aliviar este tipo de situaciones de una forma más fácil. Perder la calma no es una opción, por ello es esencial que sepamos cómo podemos mantener la tranquilidad y la cabeza fría. A continuación descubrimos algunas de las claves más efectivas para mantener la tranquilidad:

Identificar la causa del estrés

Es muy importante que nos fijemos en las señales que nos envía nuestro cuerpo cuando nos enfrentamos a una situación complicada. Si sentimos que nuestros músculos se tensan, que sube nuestra temperatura corporal o que se acelera tanto nuestra respiración como los latidos del corazón, entonces podemos calificar la situación que nos provoca estos síntomas como: estresante.
Una vez que tenemos identificados los hechos o situaciones que nos provoca un alto nivel de estrés o de ansiedad, podemos comenzar a utilizar una serie de técnicas o trucos que nos ayudarán a disminuir el malestar y mantener la tranquilidad.

Controlar la respiración

Respirar hondo y controlar la respiración es el primer paso que debemos llevar a cabo para relajar nuestro cuerpo ante una situación complicada que nos produce ansiedad. Cuando estamos bajo presión nuestro nivel de estrés aumenta, lo que nos lleva a respirar de una manera más superficial ya que nuestro cuerpo se prepara de una forma natural para ‘huir’ o ‘atacar’.

Distraer la mente

Cuanto más intentamos no pensar en una cosa, nuestro cerebro actuará de manera contraria y hará que no podamos parar de visualizar aquello que no queremos ver. Por ello, cuando nos encontremos en una situación ‘peligrosa’, lo mejor es distraer la mente con otras cosas para evitar pensar en el problema.
En este sentido podemos optar por imaginarnos en un paisaje natural mientras escuchamos esa canción que nos encanta, conectarnos a Internet y visualizar un par de vídeos divertidos o dedicarle un rato a la lectura para evadir nuestra mente hacia mundos fantásticos que permitan descargar la presión por unos instantes. Además, si queremos distraer nuestra mente de verdad, jugar a las cartas o algún otro juego que nos recuerde a nuestra infancia, podría ser la fórmula perfecta para olvidarnos del problema al menos durante un rato. 

Realizar ejercicio físico

Hacer deporte para activar nuestro cuerpo es una fantástica forma de canalizar toda la energía y tensión que tenemos dentro hacia fuera. La actividad física calma la ansiedad, tranquilizando tanto el cuerpo como la mente. Así que dedicar tiempo a correr, bailar o simplemente caminar, podría aliviar considerablemente nuestro nivel de estrés.

Masticar chicle

Cuando sentimos ansiedad es muy común que recurramos a comer alimentos que por lo general suelen tener un alto grado de azúcar o carbohidratos. Si no queremos solucionar un problema a costa de crear otro como el sobrepeso, la mejor opción es masticar un chicle ya que distraerá a nuestro apetito.

Esperar antes de responder

Cuando nos invade una situación de estrés o ansiedad, nuestro cerebro se encuentra influenciado por múltiples neurotransmisores que se encuentran alterados por el estado de tensión en el que estamos.
Por ello, lo mejor que podemos hacer es no responder al estímulo que nos está provocando ese nivel de estrés, bien sea una persona, una tarea o una situación concreta. Tomarnos nuestro tiempo, ya sea 5 minutos o unos días, dependiendo del caso, para dar una respuesta o una solución al problema nos ayudará a pensar mucho más objetivamente y a encontrar la mejor forma de resolver la situación.

La evolución histórica de la odontología
Descubre la dieta Keto