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Este verano, por ahora, no se presenta muy caloroso, pero esto no quiere decir que no vaya a serlo y que no debamos conocer una serie de medidas para prevenir los conocidos como golpes de calor.

Qué es

Un golpe de calor es cuando el cuerpo sufre un incremento en la temperatura como consecuencia de una exposición prolongada al sol, de las altas temperaturas o de un esfuerzo físico en ambientes calurosos.
Cuando se produce esta situación el cuerpo sufre una importante pérdida de agua y no es capaz de regular la temperatura con la sudoración, por lo que se produce un incremento en la temperatura que alcanza más de 40 grados centígrados.
Es importante saber que un golpe de calor puede producirse en el mismo momento  de la exposición o bien unos días después de estar expuestos a altas temperaturas.

Cómo y por qué ocurre

La humedad es un factor importante que afecta al aumento de la temperatura corporal sin apenas darnos cuenta.
Las zonas costeras suelen ser más húmedas que los lugares del interior. Pon especial atención si vas a pasar el verano en estos lugares.
La falta de hidratación también ayuda a que se produzcan los golpes de calor. Por este motivo, se vuelve muy importante durante el verano que el cuerpo se mantenga hidratado para poder hacer frente al calor y a la humedad del ambiente.
Si estás acostumbrado a entrenar durante todo el año al medio día o a primera hora de la tarde. Te recomendamos que durante el verano evites estas horas centrales del día, ya que el sol está en su punto más alto. Estos esfuerzos físicos son una causa muy común de los golpes de calor.
Los cambios bruscos de temperatura tampoco ayudan, todo lo contrario pueden ser la causa de estos golpes. El organismo necesita tiempo para acostumbrarse a los cambios extremos de temperatura. En los días en los que se produzca una ola de calor, no te olvides de hidratarte correctamente para regular la temperatura interna.

Síntomas

En el momento en el que percibas estos síntomas te recomendamos que actúes con rapidez para evitar una situación de mayor peligro.

  • Piel caliente, enrojecida y seca.
  • Sensación de sequedad en la boca y  de sed.
  • Sudoración excesiva.
  • Sensación de calor sofocante.

Estos son los primeros síntomas de alerta que tu cuerpo manifestará. Si no se pone remedio, inmediatamente pasará a sufrir:

  • Calambres y sensación de debilidad.
  • Dolor de cabeza y mareos.
  • Ausencia de sudor o anhidrosis.
  • Pulso acelerado.
  • Falta de apetito y dolor estómago.

En esta fase el cuerpo ya habrá perdido entre un 6 y un 8 % del agua corporal. Si continuamos sin hidratar el cuerpo o sin ponernos a la sombra, pasaremos a la siguiente fase:

  • Agotamiento.
  • Náuseas y vómitos.
  • Desorientación.
  • Pérdida de la conciencia.
  • Desmayo.

Cómo prevenirlo y actuar

Al igual que conocer los síntomas del golpe de calor es importante saber actuar, tanto si nos pasa a nosotros mismos como si vemos a una persona que puede estar sufriendo esta dolencia, debemos seguir una serie de consejos para aliviar los síntomas.

  1. Llevar  a la persona a un lugar fresco y con sombra.
  2. Colocar a la persona con la cabeza levantada para ayudarle a respirar.
  3. Darle aire y si es posible quitarle algo de ropa.
  4. Beber agua fresca a pequeños sorbos.
  5. Si los síntomas persisten llamar al servicio de emergencias -112-.

Si necesitas más información, no dudes en consultar con tu médico todas las dudas que te surjan.

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