La importancia de una buena alimentación
El acceso a los alimentos es una necesidad primordial que todas las personas deberían tener. De ahí la importancia del día de hoy, Día Mundial de la Alimentación que se celebra cada 16 de octubre y fue proclamado en 1979 por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Las Naciones Unidas tienen entre sus Objetivos de Desarrollo Sostenible el conseguir erradicar el hambre y la desnutrición en el planeta y velar porque todas las personas, especialmente los niños, tengan acceso a una alimentación saludable y nutritiva durante todo el año.
Datos sobre el hambre y la alimentación
Se estima que más de 90 millones de niños menores de cinco años tienen pesos por debajo de lo saludable.
En 2014 unas 795 millones de personas sufrían desnutrición crónica. Muchas de ellas como consecuencia de la degradación ambiental, la sequía y la pérdida de biodiversidad. En total una de cada nueve personas sufre desnutrición.
En África una de cada cuatro personas pasa hambre y en Asia la cifra asciende hasta los dos tercios del total de la población (un 67%).
La agricultura es el mayor empleador del mundo y proporciona sustento al 40% de la población mundial.
La importancia de la alimentación adecuada
El hambre no es el único problema relacionado con la alimentación y es que la obesidad es una de las amenazas que más está creciendo en todo el mundo. A nivel mundial, esta enfermedad afecta a 38 millones de niños menores de cinco años en todo el mundo. De los cuales un 46% vive en Asia y un 25% en África.
El sobrepeso infantil acarrea otras enfermedades como la diabetes o las enfermedades relacionadas con el corazón. Lo que supondrá un gasto global de 1,7 billones de euros anuales.
Para combatir este problema se debe abordar de manera global involucrando a gobiernos, organismos, sociedad y empresas. Para ello, se debe realizar mayor hincapié en los programas de nutrición y enseñar a los niños desde pequeños unas pautas saludables. También se deberían prohibir la utilización de algunos ingredientes perjudiciales para el organismo, regular el etiquetado de los alimentos, reducir los desperdicios y establecer acuerdos para facilitar el acceso a productos frescos y locales. Un compromiso que nos atañe a todos.
Individualmente cada persona puede ayudar a su comunidad a tener una alimentación más sana y saludable con algunas acciones muy sencillas:
- Conocer y enseñar las bases de una alimentación equilibrada, sobre todo a los niños. Estos deben saber desde pequeños las raciones diarias recomendadas de cada grupo de alimentos y el número de comidas que se deben realizar al día.
- No consumir productos precocinados y con alto contenido calórico. Es mejor optar siempre por productos frescos y naturales.
- Fomentar el consumo de productos locales, naturales y frescos.
Además, para reducir los niveles de obesidad y sobrepeso infantil se debe educar a los niños en unos hábitos de vida saludables que no solo se basen en una correcta alimentación, sino que incluyan también una práctica regular de ejercicio para evitar el sedentarismo.
En nuestra mano está portar nuestro grano de arena para hacer frente a estas enfermedades que nos afectan a todos por igual.
En Santalucía contribuimos de forma muy notable al Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 3, Salud y bienestar, que busca garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos, a todas las edades. Así, en 2013 creamos el Servicio de Prevención, y desde 2016 formamos parte de la Red Española de Empresas Saludables. Todas las iniciativas y actividades de las que disfrutan los empleados del Grupo Santalucía se engloban en nuestro programa de salud integral, Cuida (T) Más, basado en cuatro pilares fundamentales:
- Promoción de la salud.
- Prevención de riesgos psicosociales.
- Promoción de la dieta saludable y la alimentación sana.
- Prevención del sedentarismo y promoción del ejercicio físico.
Un día como hoy, día Mundial de la Alimentación, nos recuerda nuestro compromiso con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 2 – Alcanzar la meta del Hambre Cero en 2030.