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¿Son realmente necesarias las muelas del juicio? ¿Dejarán de desarrollarse con el paso del tiempo? Estas son algunas de las cuestiones que se han planteado los expertos y a las que intentaremos dar respuesta analizando lo ocurrido a lo largo de nuestra historia.
Las muelas del juicio se han labrado mala fama, debido a que suelen producir gran dolor en su erupción, se infectan con facilidad, pueden provocar un movimiento en los otros dientes de nuestra boca y suele ser frecuente la aparición de caries al encontrarse en una posición en la que es difícil mantener una correcta higiene dental.
Se cree que los terceros molares o cordales están en involución. Comparados con nosotros, nuestros antepasados tenían maxilares y mandíbulas más desarrolladas, de gran amplitud y con mayor espacio. Según los expertos, esto es debido a los hábitos alimentarios, puesto que eran carnívoros y no omnívoros y, además, ingerían alimentos crudos, lo que requería de estas muelas para masticarlos mejor.
En la cavidad oral tenemos tres muelas y antiguamente la del juicio era precisamente la de mayor tamaño. Con la evolución hemos visto que los rasgos faciales se han suavizado disminuyendo el espacio a nivel posterior, motivo por el que a veces las muelas del juicio no encuentran cabida. En algunos casos ni siquiera llegan a desarrollarse, en otros, aunque se dispone de ellas no acaban por erupcionar y en los que sí que lo hacen y emergen vemos que el tamaño es igual o incluso menor al resto de muelas.
Por ello, es bastante probable que, en línea a esta evolución, las muelas del juicio acaben por desaparecer, aunque probablemente sea algo que ocurra en un futuro muy lejano.

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