Área privada

Son ampliamente conocidos los beneficios que aporta la natación a nuestra salud: estimula la circulación sanguínea, aumenta la capacidad pulmonar, ayuda a combatir los dolores de espalda, etc. A pesar de todo esto, hay que tener en cuenta posibles afectaciones que puede tener a nivel dental.
En ocasiones, el agua puede estar mal fluorada de la piscina, con un alto contenido de cloro con un pH superior al de nuestra saliva, y esto puede afectar a nuestros dientes. Cuando esta agua entra en contacto con nuestros dientes aumenta el depósito de placa bacteriana, en especial en los dientes anteriores. Esto es conocido como sarro del nadador siendo de color amarillento o amarronado.  
La exposición continuada con este tipo de agua mal fluorada puede debilitar el esmalte dental. Esta afectación puede padecerla personas que se dedican de manera profesional al mundo de la natación y que tienen una exposición diaria y/o semanal elevada.
También se puede dar el caso si tenemos piscina en casa, donde debemos asegurarnos de que la cantidad de cloro esté en unos márgenes de nivel adecuado, debido a que podemos pasar muchas horas en ella y ocasionar en nuestros dientes el mismo problema que los deportistas de élite.
Si se detecta la aparición de manchas, se recomienda acudir a una clínica dental para conocer si es posible hacerlas desaparecer a través de la tartrectomía y que faciliten consejos para evitar su pronta aparición. En el caso de ser un problema crónico, es necesario establecer una periodicidad de higienes bucodentales y evitar así la aparición de dichas manchas.
Debemos recordar que una buena salud bucodental influye en el rendimiento deportivo de igual forma que el deporte influye en la salud bucodental. No debemos descuidar nuestras revisiones periódicas ni nuestro hábito de higiene bucodental. Además, debemos controlar el consumo de bebidas isotónicas y alimentos ricos en carbohidratos.

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