“Rastro, seña, vestigio que deja alguien o algo”. Esta es una de las acepciones para la palabra ‘huella’ que recoge la Real Academia de la Lengua. Si extrapolamos este significado al ciberespacio, al ecosistema de Internet, podríamos entender por huella digital aquel “conjunto único de actividades, acciones, contribuciones y comunicaciones digitales rastreables, que se manifiestan en la Red o en dispositivos digitales”.
O lo que es lo mismo, explicado de un modo más sencillo: la información resultante de la navegación e interacciones web de un usuario, trazable, procesada y que se almacena de diferentes formas.
Unos metadatos que, además de identificarnos como usuarios, pueden resultar tremendamente valiosos para terceros (léase, por ejemplo, empresas que utilizan esta información para personalizar nuestra experiencia online) con diferentes finalidades, generalmente vinculadas a la explotación comercial y publicitaria, no siempre éticas y transparentes.
Cada vez que visitamos un sitio web (compras online, envío de correos electrónicos, cumplimentación de formularios, etc.), comprometemos un poco más nuestro anonimato, cediendo información sobre la dirección IP, la configuración del navegador que utilizamos y el sistema operativo de nuestros dispositivos, etc.
Todo ello forja un perfil que va más allá del fin meramente estadístico, a partir del cual se pueden determinar, por ejemplo, nuestros gustos y preferencias; los intereses individuales y colectivos que nos mueven; la ubicación geográfica..., diseñando patrones de búsquedas, comportamiento y navegación.
Por ello, teniendo en cuenta todas las consecuencias implícitas en materia de seguridad y privacidad en línea, saber qué es la huella digital en Internet y sus implicaciones es algo que todos los internautas deberíamos conocer y gestionar conscientemente.
Tener el control total sobre nuestra huella digital es prácticamente imposible. Por ello, conviene ser plenamente consciente de todo aquello que publicamos y compartimos en Internet.
Ventajas y riesgos de la huella digital
Hoy por hoy, asistimos a un avance sin precedentes de la tecnología, hasta tal punto que su desarrollo ha conseguido transformar nuestras vidas por completo. Un impacto exponencial, el de la digitalización, que eleva hasta niveles superlativos el volumen y el rastro de información que dejamos y se recopila en el universo digital.
Dejar esa ‘traza’ electrónica cuando interactuamos en Internet lleva implícito ciertos beneficios y riesgos asociados.
Ventajas
Entre las principales ventajas de una huella digital bien gestionada encontramos su utilidad como instrumento para verificar nuestra identidad online, todo lo cual ayudará a prevenir y evitar determinados riesgos para nuestra privacidad y seguridad.
Además, esa ‘marca’ gestionada de manera sensata y consecuente puede contribuir a una navegación web más dinámica y personalizada.
Riesgos
Y viceversa. Fácilmente podemos deducir que, a su vez, el principal riesgo asociado con la huella digital tiene que ver con el hecho de renunciar a la seguridad y privacidad de nuestra información personal. A una pérdida del anonimato.
Como ya hemos visto, el rastro de migas electrónicas que vamos dejando a nuestro paso puede ser rastreado con objeto de recopilar datos con los que elaborar perfiles muy específicos de usuarios y consumidores. Modelos que, posteriormente, podrían ser compartidos con terceros o vendidos sin nuestro conocimiento o consentimiento expreso.
En este escenario no se pueden descartar filtraciones y demás fallos informáticos que desemboquen en un uso fraudulento de esa información por parte de ciberdelincuentes. Phishing y suplantación de identidad, estafas virtuales, amenazas, extorsiones y demás delitos cibernéticos, etc. están a la orden del día.
Asimismo, una fuga de datos, su utilización ilícita o indebida, podría comprometer nuestra reputación digital, acarreando graves consecuencias para nuestra vida personal y/o profesional. Imagina el daño que podría ocasionarte un perfil falso en Internet.
Igualmente, el uso de los resultados de la huella digital es una práctica cada vez más extendida en el entorno laboral. En este contexto, muchos especialistas en reclutamiento y gestión de personas utilizan dicha información (por ejemplo, la actividad en redes sociales) para bosquejar perfiles de los candidatos inmersos en procesos de selección. Una circunstancia que puede convertirse en un punto a favor del interesado o, por el contrario, en un hándicap que le penalice.
En resumidas cuentas, una huella electrónica bien gestionada puede abrir puertas a oportunidades sociales y profesionales, mientras que una ‘seña’ digital mal gestionada o expuesta puede llevar a vulnerabilidades como el robo de identidad y el fraude en línea.
Saber cómo se recopilan los datos al navegar por Internet, conocer el marco legal que garantiza el derecho a la privacidad de nuestra información personal o ser responsables a la hora de publicar y compartir contenidos son algunas de las medidas básicas que nos ayudarán a proteger nuestra huella digital.
Normativa y privacidad en Internet
Leyes que protegen tu información online en España y la Unión Europea
En España y en el resto de la UE, la protección de datos personales -un derecho fundamental en virtud de la legislación comunitaria- se rige por el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), que entró en vigor en mayo de 2018. Este marco legal ofrece a los ciudadanos control sobre sus datos personales, estableciendo directrices estrictas sobre cómo las empresas pueden procesar la información personal.
Junto a esta norma, la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y Garantía de los Derechos Digitales (LOPDGDD), adapta nuestra legislación interna relativa a la protección de datos al marco jurídico europeo (RGPD).
Además, la Directiva sobre protección de datos en el ámbito penal, aplicable a fines policiales y judiciales, “garantiza la protección de los datos personales de las personas implicadas en procesos penales, ya sea como testigos, víctimas o sospechosos”, señala EUR-Lex, la plataforma online de Derecho y cuestiones jurídicas de la UE.
Cómo manejan las empresas tu huella digital bajo el RGPD
El RGPD fija una serie de requisitos específicos para empresas y organizaciones relativos a la recogida, almacenamiento y gestión de los datos personales.
Este marco normativo comunitario obliga a estas entidades empresariales a ser transparentes sobre el uso de los datos personales, proporcionar claridad sobre los fines del procesamiento de datos y permitir a los usuarios acceder fácilmente a sus propios datos y solicitar su corrección o eliminación. Eso sí, no debemos olvidar en ningún momento que la propia responsabilidad de proteger nuestra información personal empieza por nosotros mismos.
Por el contrario, detalla el RGPD, no se contempla su aplicación:
- Si el interesado ha fallecido.
- Si se trata de una persona jurídica.
- Si este tratamiento de datos se lleva a cabo por parte de una persona que actúa con fines ajenos a sus actividades comerciales, empresariales o profesionales.
Derecho al olvido
No obstante, bajo determinadas circunstancias, apunta la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), cualquier persona puede acogerse al derecho de supresión (o derecho al olvido), definido como “el derecho del interesado a obtener del responsable del tratamiento, sin dilaciones indebidas, la eliminación de los datos personales que le conciernan”.
Pero ¿qué ocurre cuando muere un familiar o un ser querido? ¿Cómo borrar la huella digital de una persona fallecida? Bajo este supuesto, los familiares pueden solicitar la eliminación del historial electrónico a los diferentes motores de búsqueda y redes sociales. Si bien, no será una tarea fácil.
Por ello, en la actualidad, muchos seguros de decesos asumen este trámite, ofertando en sus pólizas una cobertura ad hoc. Por ejemplo, el seguro Asistencia Global de Santalucía permite incluir la garantía opcional de Legado Digital. Este servicio gestiona el borrado de la huella digital y los perfiles activos en Internet. Una medida, sin duda, con la que blindar el respeto, la dignidad y la confidencialidad de aquellos que ya no están.
La huella digital en el futuro de Internet
Innovaciones tecnológicas y su impacto en la huella digital
La inteligencia artificial (IA) y el big data continúan transformando el paisaje de la privacidad y la gestión de datos personales, mejorando la capacidad de las empresas para analizar grandes volúmenes de información y, al mismo tiempo, presentando nuevos desafíos en términos de regulación y protección de la privacidad.
Predicciones y tendencias futuras
Se espera que la regulación de la huella digital siga evolucionando, especialmente con la creciente importancia de la privacidad en línea. Iniciativas como la Ley de Servicios Digitales (Digital Services Act, DSA) y la Ley de Mercados Digitales (Digital Markets Act, DMA) de la UE buscan reforzar aún más la seguridad y la privacidad en el espacio digital.
Según la Comisión Europea, este paquete normativo de servicios digitales aspira a:
- Crear un espacio digital más seguro en el que se protejan los derechos fundamentales de todos los usuarios de servicios digitales.
- Establecer unas condiciones de competencia equitativas para fomentar la innovación, el crecimiento y la competitividad, tanto en el mercado único europeo como a escala mundial.
¿Cuál será, pues, el rol de la huella digital en la sociedad futura? Nuestro rastro digital jugará, no cabe duda, un papel cada vez más crítico en la identificación y la interacción online, obligando tanto a individuos como a entidades a adaptarse a normativas más estrictas y a una mayor demanda de transparencia y responsabilidad en la gestión de datos personales.
Conclusión
El futuro de nuestra huella digital está intrínsecamente ligado a las innovaciones tecnológicas y los marcos regulatorios. Comprender estos aspectos es clave para garantizar que nuestra presencia online sea segura y beneficiosa.