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Qué importante es desconectar en verano, alejarnos de la rutina y descansar. Para muchos significa saltarse dietas y dormir esa siesta que no hemos disfrutado en la época de trabajo. Para otros, es el momento de hacer deporte o de dar largos paseos por la playa, el campo, la montaña. Hay muchas alternativas a los arenales… y muy variadas.

Lo cierto es que, podamos salir o no, el veraneo es un periodo que puede ayudarnos a cambiar nuestros hábitos de vida para hacerlos más saludables. Te contamos algunos simples consejos para cuidar nuestra salud durante el verano.

Covid en verano

Seguimos lidiando con la Covid. Las nuevas variantes BA.4 y BA.5 han hecho que durante el segundo trimestre del año se haya incrementado la incidencia de la enfermedad hasta alcanzar el pico de la séptima ola.

Aunque los síntomas no son tan graves como los provocados por otras variantes, estas son muy contagiosas y resisten mejor a la inmunidad que proporcionan las vacunas o haber pasado la enfermedad.

Para evitar contagios, lo mejor es permanecer al aire libre el mayor tiempo posible. Y aunque parezca algo del pasado, no debemos olvidarnos de las mascarillas, especialmente en espacios cerrados donde no podamos mantener la distancia de seguridad. Siguen falleciendo cientos de personas al mes en España y tenemos que proteger a los más vulnerables.

Temperaturas extremas

Este año se están alcanzando temperaturas muy elevadas y mantenidas en el tiempo. Hay personas que tienen un riesgo mayor de sufrir las consecuencias del calor, especialmente los niños pequeños y los mayores de 65 años.

Es fundamental hidratarse: todos debemos ingerir líquidos (especialmente agua) aunque no tengamos sed; usar una gorra cuando salgamos a la calle y también es importante evitar hacerlo en las horas más calurosas. Además, conviene no olvidar que las bebidas con alcohol en las horas de mayor calor no contribuyen a protegernos frente a él, sino todo lo contrario.

Alimentación

Volvemos a hacer hincapié en la hidratación. Comer ensaladas y fruta nos ayuda porque el agua es su componente mayoritario. Deberíamos acostumbrarnos a mantener este tipo de dieta cuando regresemos a casa.

El gazpacho es un alimento apetecible en estas fechas y una buena elección para las comidas durante la temporada estival. Si es posible, evitemos los alimentos procesados y el exceso de consumo de carne roja.

Comer sano hará que no ganemos peso, aunque también podemos darnos algún capricho de vez en cuando, como tomar un helado, una pizza o una hamburguesa. Se trata de disfrutar, y si en estas fechas somos capaces de mantener una mayor actividad física, podemos permitirnos salir de la rutina de manera puntual.

Durante el verano también son más frecuentes la intoxicación alimentaria y los problemas digestivos. Una temperatura por encima de 25 grados hace que los agentes patógenos se reproduzcan más rápido, por lo que debemos mantener refrigerados los alimentos antes de cocinarlos. La mayonesa casera debe comerse de inmediato, desechando la sobrante para evitar sobresaltos.

Por su parte, evitar grandes comilonas en verano, las comidas copiosas, es la decisión más inteligente para luchar contra los efectos del calor en nuestras digestiones a la vez que adquirimos buenos hábitos.

Ejercicio y actividad física

Incluso en personas entrenadas, no es recomendable salir a correr en los meses de verano y con altas temperaturas. Lo ideal es hacerlo temprano o a última hora de la tarde, evitando las horas centrales del día. Y no olvides adoptar algunas precauciones fundamentales para practicar deporte con seguridad: prevenir la deshidratación, proteger la piel, usar ropa adecuada…

Nadar es un deporte completo y puede ser la forma ideal de mantenernos en forma. Eso sí, debemos tener en consideración una serie de recomendaciones para un baño seguro:

  • Los niños deben estar siempre supervisados por un adulto.
  • Respetar las normas, al resto de bañistas y seguir las indicaciones de los socorristas.
  • Evitar comidas abundantes y no saltarse el tiempo de digestión tras la comida.
  • Extremar el cuidado a la hora de zambullirse de cabeza o de pie.
  • Precaución con los juguetes hinchables.

En verano, lo ideal es aprovechar el tiempo para disfrutar de actividades al aire libre. Si tenemos la suerte de ir a la playa, caminar por la orilla es un ejercicio fantástico. Y después de la actividad deportiva, intentemos beber despacio evitando las bebidas muy frías y el alcohol.

Cuidar nuestra mente

Mantener sano nuestro cuerpo siempre es una buena receta, pero no debemos olvidar nuestra mente. Estamos sometidos a mucha presión y además muchas personas no logran desconectar del todo de los problemas personales y laborales. Es el momento de relajarnos, de rebajar la tensión y reducir el estrés. De recargar las pilas. Durmamos a pierna suelta, sin poner el despertador y, si es posible, disfrutemos de 20 o 30 minutos de siesta por la tarde. Pero no olvidemos ir adaptando, progresivamente, nuestro horario cuando se acerque la vuelta al trabajo.

Intentemos evitar el uso del móvil. La desconexión tecnológica es muy beneficiosa. Y fomentemos el hábito de la lectura, porque es enriquecedor. Leer ayuda a entrenar nuestra mente y a evadirnos de nuestras preocupaciones. Escojamos un buen libro, aunque no estemos habituados a la lectura, e introduzcamos ese ejercicio para nuestro cerebro como una rutina.

Las vacaciones también son un momento perfecto para hablar con la familia y para disfrutar de la sobremesa con nuestros hijos, familiares y amigos. Es nuestro estilo de vida y las relaciones sociales son uno de los factores de la felicidad. Y aunque no lo creamos, son tan importantes como la alimentación o el sueño.

Y aprendamos a relajarnos y recordemos ese estado para mantenerlo cuando regresemos a casa.

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