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Un control inadecuado de la salud bucodental tiene implicaciones significativas en enfermedades metabólicas como la diabetes. Por ello, es muy importante que las personas que la padecen conozcan su efecto nocivo sobre la salud general y viceversa.
La diabetes es una enfermedad que se caracteriza por provocar una hiperglucemia crónica cuando el organismo no es capaz de sintetizar niveles adecuados de insulina o de hacerlo de forma eficaz. Existen dos tipos de diabetes, la tipo 1 es insulino dependiente que consiste en una deficiencia total de insulina. En cambio, la tipo 2, que es la más común, es producida por una disminución progresiva en la secreción de insulina o por una resistencia periférica.
La diabetes aumenta el riesgo de padecer periodontitis, mientras que la periodontitis, por su parte, dificulta el control de la glucemia en pacientes diabéticos. Por ello, es esencial garantizar una adecuada salud gingival en personas diabéticas.
Además, las personas con problemas para controlar sus niveles de glucosa producen alteraciones en la síntesis de colágeno, lo que provoca un retraso en la cicatrización y puede ocasionar que la respuesta inmunitaria disminuya, aumentando el riesgo de padecer una infección bucodental.  
Mantener una buena salud dental puede ayudar a controlar la diabetes de manera satisfactoria. No se trata solamente de que las personas diabéticas presenten un riesgo más elevado de padecer periodontitis, sino que la periodontitis puede iniciar o aumentar la resistencia de la insulina. Las alteraciones bucodentales son una complicación más de la diabetes y a su vez el buen control metabólico hace mejorar la salud bucodental. Como vemos, son dos enfermedades que van muy de la mano y son influenciables entre sí.
Por lo tanto, a los diabéticos se les recomienda inspeccionarse las encías de manera habitual y para tener la diabetes bajo control. Ante cualquier duda de que se pueda estar generando algún tipo de problema periodontal, se debe acudir al dentista y, en cualquier caso, realizar una revisión cada seis meses y, si es preciso, un mantenimiento periodontal. Algunos de los indicios que pueden indicarnos un problema de periodontitis son el enrojecimiento, sangrado, inflamación, supuración, mal sabor de boca o mal aliento, movilidad dental.
La prevención y ser consciente de la estrecha relación entre las dos enfermedades es la mejor manera de mantener a raya todos los problemas derivados tanto de la periodontitis como de la diabetes y ante cualquier duda al respecto, lo mejor es acudir a tu dentista de confianza para que pueda aconsejarte.

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