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Existen multitud de enfermedades que llevamos escuchando toda la vida, pero de las que no solemos saber mucho a no ser que nos toquen de cerca. Es el caso de la hepatitis A, de la que, aunque sabemos que se trata de una enfermedad hepática (que afecta al hígado), es posible que desconozcamos tanto su sintomatología como su tratamiento. O más importante aún, cómo se transmite y, por tanto, cómo poder evitarla.

Lo primero que hay que saber es que para contraer la hepatitis A se deben cumplir dos supuestos:

  • Las heces de una persona infectada por la enfermedad tienen que entrar en contacto con un alimento o bebida.
    • Una persona no vacunada contra la hepatitis A debe consumir alguno de estos productos.
  • También puede contraerse debido al contacto directo con personas u objetos infectados.

Dicho esto podría parecer que sufrir la hepatitis A es algo bastante complicado, pero lo cierto es que resulta algo más común de lo que parece. De ahí la importancia de saber cómo identificarla y qué hay que hacer en caso de sufrirla. Eso sí, por fortuna no suele haber casos de hepatitis A crónica.

Síntomas de la hepatitis A

Los principales síntomas de la hepatitis A para nuestro hígado son que este se inflama y no funciona correctamente. Sin embargo, para quien lo sufre, éstos no son síntomas fáciles de detectar, por lo que conviene saber cómo reacciona el cuerpo humano cuando sufre este tipo de mal:

  • Molestias que pueden transformarse en dolor agudo en la zona abdominal. Sobre todo en la zona derecha, justo donde se localiza el hígado.
  • Heces rojizas sin llegar a ser sanguinolentas.
  • Al igual que otras dolencias del hígado, provoca color amarillento tanto en la piel como en los ojos.
  • Cansancio anormal, así como vómitos o malestar estomacal sin previo aviso y de forma repentina.
  • En caso de sufrir oscurecimiento de la orina, podría deberse también a la hepatitis A.

Además, como en toda infección, es normal presentar algunas décimas de fiebre. Cierto, la mayoría de estas afecciones podrían indicar cualquier otro tipo de problema, pero todas ellas coinciden en que deberían ser tratadas por un especialista.

Tratamiento de la hepatitis A

A pesar de que los casos leves de hepatitis A no requieren de ningún tratamiento y de que la enfermedad en sí no es mortal, sí que puede provocar daños como la insuficiencia hepática aguda que sí pueden ocasionar la muerte del afectado. Es por esto que conviene contar con un buen seguro de vida que se haga cargo de todo si la cosa se complica.

Sobre todo porque la hepatitis A no tiene ningún tipo de tratamiento a día de hoy. Se trata de una enfermedad que, por norma general, el cuerpo elimina por sí mismo en un lapso de tiempo que ronda el medio año. Sin embargo, puede haber complicaciones que hagan que esto no suceda y el desenlace de la historia sea muy distinto.

Lo mejor, desde luego, es la prevención. Mucha higiene, tanto con los alimentos como con las personas con las que interactuamos. Y en caso de haberla contraído, nada de relaciones sexuales, ¡nuestra pareja estará totalmente indefensa en la mayoría de las ocasiones!

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