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Día Mundial del Ictus: cuidemos nuestro cerebro

Cada año, el 29 de octubre se celebra el Día Mundial del Ictus, una jornada dedicada a crear conciencia sobre los accidentes cerebrovasculares (ACV), una de las principales causas de discapacidad y muerte en el mundo. Esta jornada busca, fundamentalmente, informar a la población sobre los factores de riesgo, las señales de alerta y la importancia de actuar de forma rápida y eficaz para evitar daños graves en el cerebro.

Día Mundial del Ictus: cuidemos nuestro cerebro

En este artículo te explicamos todo lo esencial sobre el ictus, sus consecuencias y cómo prevenirlo. Además, te contamos cómo un seguro de Salud y su cobertura médico-sanitaria puede ayudarte a afrontar un accidente cerebrovascular.

¿Qué es un accidente cerebrovascular o ictus?

También conocido como apoplejía o infarto cerebral, un ACV ocurre cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro se detiene, lo que priva a las células cerebrales de oxígeno y nutrientes. Esto puede provocar un daño cerebral permanente si no se trata a tiempo.

En España, entre 110.000 y 120.000 personas sufren cada año un accidente cerebrovascular (ACV) o ictus. Y el 50 % de ellas quedan con secuelas incapacitantes o fallecen. Son datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), que además recuerda que el ictus es la segunda causa de muerte en nuestro país (la primera en mujeres), la primera causa de discapacidad adquirida en el adulto y la segunda de demencia. Según informa el Observatorio del Ictus y recoge Sanitas, sólo un tercio de los pacientes se recupera totalmente y sin secuelas.

Y un aspecto determinante que merece la pena destacar: algunos expertos, como la reputada Asociación Estadounidense del Corazón, señalan que el número de accidentes cerebrovasculares se podría reducir hasta un 80 % mediante la prevención.

¿Cuáles son las causas?

Las causas de un ictus varían según el tipo, pero en general se deben a problemas con el flujo sanguíneo hacia el cerebro. Esta interrupción sucede de dos maneras principales:

  • Causa embólica. Puede producirse por un trombo formado en el corazón (a veces por arritmias como la fibrilación auricular), que viaja hacia las arterias cerebrales produciendo la oclusión. También puede ocasionarse un trombo al desprenderse una placa de ateroma en algún territorio vascular como las arterias carótidas.
  • Causa trombótica. Trombos locales que se forman dentro de las arterias cerebrales, que se producen al coagularse la sangre por distintas enfermedades.

¿Cuáles son los tipos principales de ACV?

Existen dos tipos principales de accidente cerebrovascular o ictus:

Ictus isquémico

Es el más común, representando aproximadamente el 80 % de los casos de ACV en España, según la SEN, y ocurre cuando un coágulo de sangre o una partícula de grasa bloquea un vaso sanguíneo en el cerebro. Este bloqueo impide el flujo de oxígeno y nutrientes, causando que las células cerebrales mueran rápidamente en el área afectada. Como hemos visto anteriormente, puede ser causado por una trombosis cerebral (obstrucción dentro de una arteria del cerebro) o una embolia cerebral, así como a consecuencia de enfermedades cardiacas, aterosclerosis (afección causada por una acumulación de placas de grasa en las paredes arteriales), etc.

Ictus hemorrágico

Encarna alrededor del 20 % de los casos en nuestro país, pero suele ser más grave. Tiene lugar cuando un vaso sanguíneo en el cerebro se rompe, causando una hemorragia en algún territorio cerebral que daña los tejidos cercanos. Los tipos de ACV hemorrágico incluyen:

  • Hemorragia intracerebral. Sangrado dentro del cerebro, generalmente causado por hipertensión o malformaciones vasculares.
  • Hemorragia subaracnoidea. Sangrado en el espacio entre el cerebro y la membrana que lo rodea, debido, en gran medida, a un aneurisma roto.

¿Cuáles son los síntomas de un ACV?

Los síntomas de un accidente cerebrovascular (ACV) o ictus suelen aparecer de forma repentina y, en general, afectan un solo lado del cuerpo. Reconocerlos rápidamente es crucial para facilitar el pronóstico y minimizar el daño cerebral.

Los principales síntomas pueden variar, pero suelen incluir:

  • Pérdida brusca de fuerza y/o sensibilidad de un lado del cuerpo, entumecimiento (cara, brazo…).
  • Desviación de la comisura bucal.
  • Pérdida de visión súbita parcial o total, en uno o en ambos ojos.
  • Dificultad para hablar (disartria) o para entender, para expresarse… A veces se emite un lenguaje incomprensible.
  • Dolor de cabeza de inicio brusco y severo sin causa conocida (especialmente en el caso de un ictus hemorrágico).
  • Vértigo, inestabilidad, desequilibrio, pudiendo producirse caídas.

Ante cualquier signo de estos síntomas, es esencial llamar a emergencias (marcando el teléfono 112) para recibir atención médica inmediata, ya que cada minuto cuenta para reducir el riesgo de daño cerebral permanente y aumentar las probabilidades de recuperación.

¿Cómo se diagnostica un ACV?

El diagnóstico de un ictus debe realizarse rápidamente para determinar el tipo de ACV y el tratamiento adecuado.

Generalmente, ese diagnóstico comienza con una evaluación clínica inicial (con especial atención a los síntomas neurológicos que pueda presentar el paciente) y se confirma con pruebas de imagen como una tomografía computarizada cerebral (TC)-que esclarecerá si es de tipo isquémico o hemorrágico- o una resonancia magnética (RM) del cerebro.

Además, se pueden efectuar pruebas complementarias como pueden ser una angiografía cerebral, un electrocardiograma y ecocardiograma, una ecografía doppler de carótidas, etc.

Todas estas pruebas ayudan a determinar el tipo de ACV y la localización del daño. El diagnóstico precoz y preciso es esencial para iniciar el tratamiento adecuado. En el caso de un ACV isquémico, este puede incluir medicamentos anticoagulantes para disolver el coágulo, mientras que en un infarto hemorrágico se deben evitar los anticoagulantes y, en algunos casos, es necesaria una intervención quirúrgica.

¿Cómo se puede prevenir un ACV?

Si bien existen factores de riesgo, como la edad o antecedentes familiares, que no se pueden modificar, lo cierto es que hay muchas formas de reducir significativamente el riesgo de sufrir un ACV.

La medida más eficaz es el control de algunos factores de riesgo modificables como pueden ser:

Si se trata la hipertensión arterial, los niveles de azúcar en sangre, el colesterol elevado y trabajamos en la prevención del riesgo cardiovascular; si dejamos el hábito tabáquico, seguimos una alimentación saludable (basada en una dieta equilibrada) y mantenemos una actividad física regular y adaptada a nuestra edad, podremos evitar la formación de las temidas placas de ateroma y de los trombos causantes de los accidentes cerebrovasculares.

Igualmente, no olvidemos gestionar correctamente el estrés, moderar el consumo de alcohol y evitar cualquier tipo de droga, porque ambos se asocian a ictus hemorrágicos.

Así pues, la prevención de un ACV se basa, en gran medida, en la combinación de un estilo de vida sano y el manejo adecuado de los citados factores de riesgo. Pequeños cambios en los hábitos diarios pueden marcar una gran diferencia en la reducción del riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular y a la hora de mejorar la calidad de vida en general.

El ictus no es una enfermedad que afecte exclusivamente a personas mayores. Según la Sociedad Española de Neurología, entre un 15% y el 20 % de los pacientes tienen menos de 50 años, dándose casos, aunque infrecuentes, de accidentes cerebrovasculares infantiles. 

¿Cuál es el tratamiento para un ACV?

El tratamiento para un ictus depende del tipo de ACV sufrido (isquémico o hemorrágico) y de la rapidez con que se actúe. El objetivo del tratamiento no es otro que restaurar el flujo sanguíneo en el cerebro, minimizar el daño y prevenir futuros episodios. A continuación, te explicamos los enfoques principales:

  • Para un ictus isquémico se suelen usar medicamentos trombolíticos para disolver el coágulo. En algunos casos, se puede realizar una trombectomía mecánica para eliminar esa masa sanguínea.
  • Para un ictus hemorrágico, el tratamiento puede incluir medicamentos para controlar la presión arterial y, en algunos casos, una embolización o una cirugía para reparar el vaso sanguíneo dañado.

¿Qué es el periodo de ventana para la trombólisis en el ictus?

Como ya hemos visto, el tiempo es vital. La capacidad temprana de respuesta es un aspecto crucial en el tratamiento del ACV.

El periodo de ventana es el lapso de horas para tratarlo de forma efectiva, porque el tratamiento trombolítico es más eficaz si se administra dentro de las primeras 3 a 4,5 horas desde el inicio de los síntomas. Cuanto antes se trate el accidente cerebrovascular, mejor será el pronóstico.

En algunas ciudades de todas las Comunidades Autónomas existe el código ictus, con hospitales seleccionados y preparados para asistir de forma inmediata a los pacientes que han sufrido un ACV, evitando las secuelas si el tratamiento se instaura en pocas horas.

¿Qué secuelas pueden quedar después de un ACV?

Las secuelas dependen de la gravedad y la localización del ACV. Pueden incluir problemas de movilidad, dificultad para hablar o tragar, dificultades cognitivas y emocionales, así como cambios en la conducta de la persona que lo ha sufrido.

Rehabilitación después de un ACV

La rehabilitación es un componente esencial en la recuperación tras un ictus. Esta terapia rehabilitadora puede incluir fisioterapia, terapia ocupacional y terapia del habla y el lenguaje para ayudar a los pacientes a recuperar habilidades motoras, cognitivas y de comunicación con el fin de que puedan adaptarse a cualquier discapacidad y, en definitiva, mejorar su calidad de vida.

Por ello, además de la rehabilitación física, se trabaja la memoria, el lenguaje y la atención para reducir el impacto emocional y psicológico del accidente cerebrovascular y facilitar la readaptación del paciente.

Asimismo, después de un primer ACV, el médico puede recomendar cambios en el estilo de vida y medicamentos preventivos, como anticoagulantes o antiagregantes plaquetarios, y el control de los citados factores de riesgo de carácter modificable.

¿Qué es la neurorrehabilitación temprana?

Se trata del comienzo del tratamiento rehabilitador multidisciplinar en el momento del diagnóstico. Es posible comenzar con la fisioterapia inmediatamente tras producirse el ictus, por ejemplo, mediante la movilización de articulaciones, incluso cuando el paciente se encuentra en la unidad de cuidados intensivos.

¿Cuáles son los avances en el tratamiento de los ACV?

La investigación sobre el ictus está en constante evolución. Se están estudiando nuevos medicamentos, técnicas de intervención y enfoques de rehabilitación para mejorar los resultados y la calidad de vida de los pacientes.

Además de los estudios de rehabilitación temprana, hay avances en la estimulación magnética transcraneal para mejorar la función motora alterada. Por otro lado, avanza la aplicación de células madre para la recuperación de la capacidad de movimiento, ya que favorecen que otras zonas no dañadas del cerebro asuman las tareas de la región que ha sufrido el infarto.

La importancia de un seguro de Salud en los ictus

Disponer de la cobertura que brinda un seguro de Salud es fundamental para enfrentar situaciones inesperadas y graves, como un ictus o accidente cerebrovascular. El infarto puede ocurrir de manera repentina y, sin una respuesta rápida y efectiva, las consecuencias pueden ser muy serias. En este contexto, un seguro médico privado no solo proporciona acceso a tratamientos de urgencia, sino también a la rehabilitación y cuidado continuo que una persona necesita para su recuperación.

Uno de los beneficios más importantes de un seguro de salud es el acceso rápido y directo a una atención de emergencia. Ante los primeros síntomas de un ictus, como pérdida de fuerza en un lado del cuerpo, dificultad para hablar o confusión, es crucial acudir de inmediato a un hospital para recibir atención oportuna y personalizada. Los seguros de Salud permiten reducir los tiempos de espera y contar con centros médicos especializados, lo cual aumenta las probabilidades de una intervención oportuna y mejora las posibilidades de recuperación.

Además, el tratamiento de un ACV puede ser complejo y costoso. Con una póliza de Salud adecuada, los gastos del proceso de rehabilitación quedan cubiertos, permitiendo que el paciente y su familia se concentren en la recuperación, sin preocuparse por el aspecto económico. Al mismo tiempo, cubre consultas de seguimiento con especialistas, exámenes periódicos y, en muchos casos, servicios de telerehabilitación (o rehabilitación remota).

Sin olvidarnos de la prevención

La prevención es, sin lugar a duda, una de las mejores estrategias para evitar un ictus. Con un seguro de Salud puedes acceder a chequeos médicos regulares y exámenes preventivos que ayudan a controlar factores de riesgo que aumentan las probabilidades de sufrir un ACV.

Además, muchas pólizas del ramo incluyen programas de salud preventiva y descuentos en medicamentos, lo cual contribuye a mantener una vida saludable y reducir el riesgo de futuros problemas.

Conclusión

En el Día Mundial del Ictus, recordemos la importancia de prevenir, reconocer y actuar rápido ante cualquier signo de apoplejía o infarto cerebral. Cuidar de nuestra salud es cuidar de nuestro cerebro, y al tomar medidas preventivas, podemos reducir el riesgo de este tipo de daño cerebral y mejorar nuestra calidad de vida.

¡Informa y cuida a los que te rodean! Un pequeño cambio en nuestros hábitos diarios puede marcar la diferencia para prevenir un accidente cerebrovascular.

Dr. Vicente Gil Valdés
Director de Vigilancia de la Salud

 

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Preguntas frecuentes (FAQs) sobre el ictus

¿Qué es el ictus?

El ictus, también llamado accidente cerebrovascular o apoplejía, ocurre cuando el flujo de sangre al cerebro se interrumpe, causando la muerte de células cerebrales y daño cerebral. Este puede ser isquémico (por obstrucción) o hemorrágico (por ruptura de un vaso sanguíneo).

¿Cuáles son los síntomas de un ictus?

Los síntomas incluyen debilidad repentina en un lado del cuerpo, confusión, dificultad para hablar, pérdida de visión, mareos y un dolor de cabeza severo y repentino. Ante estos signos, es crucial buscar ayuda médica de inmediato.

¿Cuáles son los factores de riesgo para el ictus?

Los factores de riesgo incluyen hipertensión arterial, colesterol alto, diabetes, sedentarismo y tabaquismo. Controlarlos puede reducir las probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular.

¿Cómo prevenir un ictus?

La prevención incluye llevar una vida saludable con una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente, evitar fumar, reducir el consumo de alcohol y mantener controlada la presión arterial.

¿Cuál es el tratamiento para el ictus?

El tratamiento depende del tipo de ictus. En casos isquémicos, se usan medicamentos anticoagulantes para disolver el coágulo, mientras que el ictus hemorrágico puede requerir cirugía. La rehabilitación también es fundamental en el proceso de recuperación.

¿Por qué es importante actuar rápidamente ante un ictus?

Actuar rápido puede reducir el daño cerebral y mejorar las probabilidades de recuperación, ya que cada minuto cuenta para evitar secuelas graves.

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