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Del 1 al 7 de agosto se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna, instaurada en 1992 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.

Bajo el lema ‘Impulsemos la Lactancia Materna: Apoyando y Educando’, este año, la campaña se centra en la promoción y el soporte social a este tipo de alimentación para los bebés, de esta interacción, del vínculo que se forja entre la madre y el hijo recién nacido, especialmente por medio de la educación.

Concienciar a la sociedad se convierte en un elemento clave para resaltar el papel fundamental de este tipo de alimentación para los más pequeños; de su contribución a la seguridad alimentaria y nutricional.

Los beneficios de la lactancia materna

La lactancia materna proporciona a los bebés todos los nutrientes que necesitan para crecer; para el desarrollo de su sistema inmunológico. Tanto la OMS como UNICEF recomiendan mantener este tipo de sustento vital durante los primeros seis meses de vida, el amamantamiento a demanda, y evitar los suplementos alimenticios hasta esa temprana edad. También, si es posible, prolongar la lactancia materna hasta los dos años de vida.

Gracias a la lactancia materna, durante la pandemia de coronavirus se evitó la malnutrición de muchos niños en el mundo, y la recomendación fue mantenerla incluso en los casos de infección materna por Covid-19. También se autorizó la vacunación de mujeres lactantes frente a la enfermedad causada por el virus.

Composición de la leche materna

Va cambiando desde el nacimiento y el agua constituye casi el 90 % de la misma. Es rica en proteínas, minerales y vitaminas. Los primeros días de vida del bebé se produce el llamado calostro, de fácil digestión y con millones de glóbulos blancos para proteger de distintas infecciones. Por si fuera poco, facilita la expulsión de las heces.

Transcurrido un mes, la leche materna dispone de todos los componentes incluyendo hormonas, enzimas y factores de crecimiento. Vamos a destacar algunos componentes esenciales:

  • Hidratos de carbono. La leche materna contiene lactosa e hidratos de carbono no digeribles. La primera es importante para mantener la flora intestinal y para el desarrollo del sistema nervioso. Los carbohidratos no digeribles estimulan el crecimiento de bifidobacterias en el intestino (con su labor protectora frente a infecciones) y hacen que las heces sean más blandas.
  • Grasas. La leche materna es muy rica en grasas. Contiene ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, muy importantes para el desarrollo del cerebro y del sistema nervioso del bebé.
  • Proteínas. Son importantes para el desarrollo del cerebro y del sistema inmunitario. Destacan las proteínas del suero de la leche, la caseína y las inmunoglobulinas. Estas son anticuerpos que la madre pasa al bebé para protegerlo de infecciones, porque neutralizan bacterias y virus.
  • Vitaminas, minerales y oligoelementos. Fuente de vitaminas liposolubles, como la vitamina A y la vitamina E, la leche materna también contiene la cantidad suficiente de vitaminas hidrosolubles (del grupo B y C). Entre otros oligoelementos importantes destacan el selenio, el cromo y el zinc, que desempeñan funciones en distintos procesos metabólicos, enzimáticos y de crecimiento.

Beneficios de la lactancia materna

La leche materna contiene los nutrientes necesarios para el bebé en la proporción idónea, y la composición se va adaptando con el paso del tiempo.

Tras el parto, la lactancia hace que el útero reduzca su tamaño y ayuda a evitar hemorragias. Es la alimentación perfecta para el bebé: es económica, siempre a la temperatura idónea y sin contaminación por gérmenes.

El acto del amamantamiento crea un vínculo muy especial entre la madre y el hijo. Por otro lado, la lactancia materna ayuda a prevenir en la madre la presentación del cáncer de mama en el futuro.

No podemos olvidar que la lactancia materna también es un aliado del medioambiente, al evitar la contaminación producida por el transporte y el envasado.

Además de proporcionar todos los nutrientes y la hidratación necesarios, la lactancia materna ayuda a prevenir en los infantes infecciones gastrointestinales y respiratorias, obesidad, diabetes, alergias, algunos tipos de cáncer, hipertensión y colesterol elevado.

Lactancia materna vs. fórmulas preparadas y leche de vaca

La leche materna tiene muchas ventajas, entre ellas la función protectora y reguladora del tránsito intestinal. También previene de diversas infecciones, y reduce la posibilidad de que el bebé sufra el síndrome de muerte súbita del lactante durante el primer año de vida.

La alimentación de la madre influye en el sabor de la leche. El bebé podrá acceder a nuevos sabores con cada toma y estará habituado a los nuevos alimentos que se introduzcan en su dieta al reconocerlos por su sabor. Por ejemplo, el bebé se adaptará mejor a la toma de diferentes verduras y frutas si la madre ha estado comiéndolas mientras dura la lactancia materna. Sin embargo, las fórmulas preparadas tienen siempre el mismo sabor.

En cuanto a la leche de vaca, es menos rica en grasas que la materna y, además, contiene mucho sodio, que puede afectar al riñón del lactante. La leche de vaca contiene alguna proteína que constituye un alérgeno (la beta-lactoglobulina).

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