Motricidad fina: ¿cómo trabajarla?
Sin colegio, confinados y con solo unas pocas horas para salir a la calle. La situación actual de los más pequeños de la casa pasa obligatoriamente por permanecer mucho más tiempo con los adultos. Así, ahora no solo eres su familia, sino que, además, te has convertido en su profesor, compañero de recreo y amigo. Puedes aprovechar estos momentos para trabajar el desarrollo de su motricidad fina a través de sencillos y divertidos ejercicios.
Motricidad fina: ¿qué es?
La motricidad fina es la que comprende todos aquellos movimientos y actividades que requieren de una mayor precisión, coordinación, concentración y fuerza. Antes de que tus hijos aprendan a escribir, los músculos de sus manos y muñecas tienen que estar fuertes para poder llevar a cabo esta acción. Cuanto más se desarrollen en tu hijo, mejor psicomotricidad fina tendrá.
Cómo trabajar la motricidad fina con tus hijos
Son diferentes las actividades que puedes realizar con tu hijo para potenciar el desarrollo de esta importante destreza. Por ejemplo:
- Recortar o seguir una serie de puntos que, unidos, generan una silueta.
- Coger un objeto con los dedos índice y pulgar a modo de pinza.
- Mezclar colores con un cuentagotas.
- Doblar ropa.
- Dibujar líneas y círculos.
Para ser más precisos, vamos a enseñarte algunas de ellas con detalle.
Botes de especias
Como has podido imaginar, no se trata de condimentar suculentos platos culinarios, sino jugar a introducir un palillo en los pequeños agujeros de los botes de especias, como por ejemplo, el de la canela o cualquiera de los que tengáis por la despensa. Gracias a esta actividad trabajaréis la precisión.
Pinzas de cocina
Sin salir de la cocina, las pinzas grandes se convierten en imprescindibles para el siguiente juego con el que trabajar la motricidad fina. Dispón dos recipientes en una mesa, en el suelo o en la zona destinada a los juegos y, dentro de uno de ellos, coloca canicas, piedras, bolitas de papel o cualquier objeto que se pueda atrapar con unas pinzas.
La idea es que trasladen los objetos de un recipiente a otro y desarrollen así los músculos de las manos. También pueden hacer lo mismo con agua y una esponja, con la que tendrán que hacer un trasvase.
Moldear plastilina
Aplastarla, alargarla, amasarla, enrollarla, exprimirla… Todo ayuda a fortalecer los músculos de los dedos. Pueden jugar con plastilina creando muñecos, formas, casitas e incluso falsos pasteles que podéis decorar si tenéis en casa elementos como purpurina, bolitas o cuentas.
Tapones de las botellas
Otro juego muy divertido consiste en que los niños desenrosquen tapones de botella y los vuelvan a enroscar. Para hacer más entretenida aún la actividad, lo ideal es quitar los tapones de diferentes envases y que sean ellos los que adivinen cuál es el recipiente al que pertenece cada uno. De este modo, trabajarán el emparejamiento.
En definitiva, existen multitud de juegos con los que puedes desarrollar la motricidad fina de tus pequeños para ayudarles en su desarrollo. Cualquier objeto que tengas por casa puede convertirse en el mejor aliado para pasar unas horas en familia y potenciar un correcto crecimiento.